Derecho de acceso a la cultura e interpretación judicial en derechos de autor
Hace diez años las cosas eran diferentes. En esa época, conocí a una alumna de intercambio en la universidad. Creo que venía de Wisconsin. Recuerdo que una vez me preguntó, dudando mucho de su español: “Nos han mandado a leer para un curso. Pero no me han dicho que busque las lecturas en la bibliote...
Autor Principal: | Tamayo Yañez, Sergio Manuel |
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Formato: | info:eu-repo/semantics/masterThesis |
Idioma: | Español |
Publicado: |
Pontificia Universidad Católica del Perú
2016
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Materias: | |
Acceso en línea: |
http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/123456789/6882 |
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Sumario: |
Hace diez años las cosas eran diferentes.
En esa época, conocí a una alumna de intercambio en la universidad. Creo que venía de
Wisconsin. Recuerdo que una vez me preguntó, dudando mucho de su español: “Nos han
mandado a leer para un curso. Pero no me han dicho que busque las lecturas en la
biblioteca sino ¿en la fotocopiadora? ¿He entendido mal?”.
Nos reímos de su aparente confusión. Le dije que no había error, que en la fotocopiadora
estaba todo lo que había que leer y, al menos yo, solo iba a la biblioteca cuando quería
prestarme alguna película o disco para disfrutarlo en casa. Y mostré mi ejemplar de Los
cuatrocientos golpes, como prueba irrefutable de la veracidad de mis palabras.
Pero como dije, eso fue hace diez años, cuando las cosas eran diferentes.
De un día para otro, la biblioteca decidió dejar de prestar películas y las fotocopiadoras
dejaron de fotocopiar libros enteros. En ambos casos “por órdenes de INDECOPI”. No
entendía por qué la biblioteca podía prestar un libro y no una película, si igual no pensaba
comprarme ninguna.
Luego aparecieron los cartelitos que indicaban que solo se podían reproducir “breves
fragmentos” de obras, no libros completos: Ni siquiera dejaban fotocopiar obras agotadas,
a pesar que era perfectamente legal. Naturalmente, era muy fácil saltar esta prohibición,
solo había que usar las fotocopiadoras que estaban frente a la Universidad. Lo que no nos
debería sorprender, teniendo en cuenta que, muy cerca a los máximos órganos
jurisdiccionales del país, se encuentra también los más grandes centros de violación al
derecho de autor: a dos cuadras del Palacio de Justicia está Polvos Azules1
y, frente a la
Corte Superior de Lima, “el Hueco”2
.
Hace diez años se creó Facebook y Gmail. Y The Pirate Bay. Fue también cuando
empezó el boom de los blogs y la denominada web 2.0. De hecho, fue hace diez años
cuando se acuñó el referido término3
. La nueva revolución en Internet influyó en que el
intercambio de información y bienes culturales aumente de gran manera. Conseguir
música, películas o libros se volvió muchísimo más fácil, por más que los cartelitos de la
biblioteca dijeran lo contrario |
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