Realización del reportaje audiovisual: “Censura y autocensura en el periodismo ecuatoriano durante el período presidencial de Rafael Correa”. Título del reportaje: “La regla es el silencio”

El periodismo es, sin duda, uno de los ejercicios máximos de la libertad de expresión. Quien lo ejerce basa su accionar en la investigación –ética, rigurosa y competente- porque maneja un conjunto invaluable que incide en el desarrollo de toda sociedad: la información en sus diferentes dimensiones:...

Descripción completa

Autor Principal: Noroña Calvachi, Karol Estefanía
Formato: bachelorThesis
Idioma: Spanish / Castilian
Publicado: PUCE-Quito 2019
Materias:
Acceso en línea: 7778
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Sumario: El periodismo es, sin duda, uno de los ejercicios máximos de la libertad de expresión. Quien lo ejerce basa su accionar en la investigación –ética, rigurosa y competente- porque maneja un conjunto invaluable que incide en el desarrollo de toda sociedad: la información en sus diferentes dimensiones: sociales, políticas, económicas y culturales. Pero la funcionalidad del quehacer periodístico va más allá de su génesis informativa, porque se constituye como una herramienta que intenta explicar el mundo que nos habita y cómo va cambiando su dinámica para su posterior comprensión (Vilalta, 2006). La libertad de expresión -entendida como un derecho universal del ser humano- es esencialmente importante para el hombre, pues no solo garantiza la libertad individual, sino también define su progreso dentro de la esfera pública y el bienestar colectivo. El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas incluyó a esta premisa dentro de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. El artículo 19 enuncia que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión” (ONU, 1948). La libertad de expresión está presente en los núcleos más íntimos del hombre –aunque no llega a ser un derecho absoluto- desde la percepción con su entorno, su opinión y discurso. Y no solo en un contexto personal. La libertad de expresión es imprescindible en el escenario público y, en consecuencia, en un oficio de importancia pública como lo es el ejercicio periodístico a escala mundial. Dicho esto, y relacionando ambos planteamientos mencionados, cabe preguntarse: ¿Qué es lo que sucede si al periodismo –y quienes lo ejercen- se ve amenazado, ejerciendo mecanismos censores que vulneran la libertad de expresión? La censura entendida como un acto de vigilancia y control que llega desde el poder y que prohíbe la enunciación de ciertos discursos, desde una mirada foucaultiana. Aplicado al oficio periodístico, la censura se traduce a disciplinar la información para salvaguardar intereses de particulares. Y en su gran mayoría, los de los poderes dominantes. La interrogante ha sido previamente explorada y debatida en el Ecuador durante el liderazgo de diversos gobiernos con ideologías antagónicas: izquierda, centro izquierda, centro derecha y derecha. Desde Jaime Roldós hasta León Febres Cordero. Sin embargo, esa reflexión –a veces olvidada- se intensificó desde el 2007, cuando Rafael Correa Delgado, un joven político, posicionado como un líder de izquierda, asumió el poder ejecutivo del Ecuador. El comienzo de la gestión política de Correa arrojó una nueva Carta Magna en el 2008, que se aprobó en Montecristi, cuna manabita de Eloy Alfaro. La llegada de una constitución renovada abrió el camino para que diversos grupos políticos propongan un proyecto de Ley Orgánica de Comunicación (LOC) que, aunque cuyo debate inició en el 2009, fue aprobado cuatro años más tarde en medio de un ambiente político conflictivo y con gran oposición, sobre todo, del gremio periodístico privado.