El camino a casa
El tiempo es una bomba que jamás estalla, un cronómetro que cuenta hasta el infinito. No tengo la certeza de esta afirmación, porque, a pesar de pensar que los días no me empujan hacia mi destino, siento en mis adentros, el afán por llegar a un lugar que no sé, a intentar concretar una idea que jamá...
Autor Principal: | Hurtado Salazar, Santiago |
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Formato: | bachelorThesis |
Publicado: |
Pontificia Universidad Javeriana
2017
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Materias: | |
Acceso en línea: |
http://hdl.handle.net/10554/20712 |
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Sumario: |
El tiempo es una bomba que jamás estalla, un cronómetro que cuenta hasta el infinito. No tengo la certeza de esta afirmación, porque, a pesar de pensar que los días no me empujan hacia mi destino, siento en mis adentros, el afán por llegar a un lugar que no sé, a intentar concretar una idea que jamás voy a tener clara. Y entonces me muevo, empiezo a caminar en un paisaje donde la niebla no me deja ver el horizonte, no me permite observar más allá de unos metros hacia delante y atrás. Cualquiera diría que es una situación poco favorable, sería mejor detenerse y esperar a que la bruma se apacigüe, a que se disipe en el aire el velo que no me deja avanzar con seguridad. Pero cada hora que pasa todo se vuelve más denso, el lugar se inunda con miles de telarañas blancas hiladas por la incertidumbre que crece con los años. No hay más remedio que moverse, sólo queda errabundear unos cuantos metros hacia la dirección que mi intuición dicte y observar cómo nuevos paisajes entran en mi campo de visión. |
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