Incidencia del síndrome confusional agudo (delirium) en pacientes hospitalizados en el Hospital Universitario San Ignacio de Bogotá 2017-2018

El delirium fue estandarizado por primera vez, como una entidad clínica en el Manual Estadístico Diagnóstico de Enfermedades Mentales DSM-III en 1980 (The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders Third Edition, siglas en inglés). La más reciente versión de este manual es ahora considera...

Descripción completa

Autor Principal: Gomez Restrepo, Carlos
Otros Autores: Oviedo Lugo, Gabriel, Chavarriaga, Roberto, Garcia, Paola, Lopez, Alejandra, Pineda Betancur, Catalina, Duarte Ariza, Natalia, Rincon, Carlos Javier, García Gil, Nathalia Margarita, Patiño trejos, Juan Agustin, Insignares herndadez, Juan Sebastián
Formato: Trabajo de grado
Publicado: Pontificia Universidad Javeriana 2019
Materias:
CAM
Acceso en línea: http://hdl.handle.net/10554/40663
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Sumario: El delirium fue estandarizado por primera vez, como una entidad clínica en el Manual Estadístico Diagnóstico de Enfermedades Mentales DSM-III en 1980 (The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders Third Edition, siglas en inglés). La más reciente versión de este manual es ahora considerada el patrón de oro del diagnóstico de delirium.1 Definido en el DSM 5, como una alteración en la atención que se desarrolla en un corto periodo, usualmente horas o días, representa un cambio en el estado basal de atención y conciencia y tiende a ser fluctuante durante el transcurso del día. Existe una adicional alteración en la cognición dada por alteraciones en la memoria, desorientación, lenguaje, habilidades visoespaciales o percepción. Otra característica es la evidencia en la historia clínica, examen físico o paraclínicos que explica la consecuencia fisiológica de otra condición médica. Cuando se realiza el diagnóstico, debe especificarse la probable etiología, si es agudo o persistente y el subtipo motor de presentación2. Es causado por una disregulación de la actividad neuronal secundaria a alteraciones sistémicas y a diversos mecanismos que convergen en un resultado común; alteración en la síntesis, función o disponibilidad de neurotransmisores. Esto explicaría las alteraciones comportamentales y los cambios cognitivos observados en el delirium3. Está asociado de una manera significativa a diversos resultados adversos dentro y fuera de la hospitalización y se ha documentado que la no detección aumenta las tasas de mortalidad4. La clasificación de los subtipos motores es necesaria debido a que se han conducido estudios en los cuales los resultados muestran que existen diferencias pronósticas de esta subdivisión. Se ha documentado que los pacientes con delirium hipoactivo tienen estancias hospitalarias más prolongadas en comparación a los subtipos hiperactivo y mixto. La hipótesis de este fenómeno está relacionada con el mayor riesgo a desarrollar úlceras de presión e infecciones nosocomiales y porque caen dentro de los casos de delirium subdiagnósticados5. Los factores de riesgo relacionados son: edad avanzada, deterioro cognitivo preexistente, efectos de la farmacoterapia (agentes anticolinérgicos, antihistamínicos, opoides, etc), la deprivación del sueño, la hipoxia o anoxia, alteraciones metabólicas y la historia de haber tenido un trastorno por consumo de alcohol o alguno sustancia psicoactiva3 Las estrategias de prevención han demostrado ser las aproximaciones terapéuticas más eficaces y costo-efectivas para el manejo del delirium. Contribuyen a la disminución de la frecuencia de la entidad y a la asociación de pobres resultados6.