El absurdo como respuesta arquitectónica
Lo que distingue la arquitectura de otras artes es la complicidad entre el espectadorusuario y el constructor de ideas, ya que es necesario un deseo o necesidad ajena como coartada para empezar un proyecto (a menos que el arquitecto esté construyendo para sí mismo), puesto que en otros campos el...
Autor Principal: | Herrera Pérez, Camilo |
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Formato: | bachelorThesis |
Idioma: | spa |
Publicado: |
Quito / PUCE 2012
2012
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Materias: | |
Acceso en línea: |
http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/4392 |
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Sumario: |
Lo que distingue la arquitectura de otras artes es la complicidad entre el espectadorusuario
y el constructor de ideas, ya que es necesario un deseo o necesidad ajena
como coartada para empezar un proyecto (a menos que el arquitecto esté
construyendo para sí mismo), puesto que en otros campos el artista plasma su
pensamiento en el momento que quiera y ni siquiera tiene la necesidad de tener un
receptor, él sólo plasma su mensaje y punto.
Entonces la arquitectura parecería menos libre al estar sujeta a las exigencias del
usuario, dejando poco espacio para la expresión de nuestro verdadero propósito. Por
otro lado, es posible la inversión de esta sumisión al expandir la libertad del arquitecto
sobre la libertad del beneficiario, ya que este último tampoco debe sentirse sometido
al ordenamiento arquitectónico.
En efecto es tentador el poder que se entrega al constructor, al pedirle que de orden a
los espacios donde se desenvuelve la vida de alguien o de varios, lo cual ha generado
un conocido egocentrismo dentro de los proyectistas.
Pero si la arquitectura es para la gente, que es la especie más cambiante e imprevisible
debido a su complejidad de actitudes que van más allá de las necesidades de
sobrevivencia, entonces por qué continuar con métodos de diseño tan rígidos... |
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