La antropología en el pensamiento complejo de Edgar Morin
Sabemos muy bien que somos animales de la clase de los mamíferos, del orden de los primates, de la familia de los homínidos, del género homo, de la especie sapiens…”.1 Sabemos que nuestro cuerpo es una máquina conformada por millones de células, controlada y procreada por un sistema genético, que...
Autor Principal: | Páez Díaz, Hernán Marcelo |
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Formato: | bachelorThesis |
Idioma: | spa |
Publicado: |
Quito / PUCE / 2012
2012
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Materias: | |
Acceso en línea: |
http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/4902 |
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Sumario: |
Sabemos muy bien que somos animales de la clase de los mamíferos, del orden de los
primates, de la familia de los homínidos, del género homo, de la especie sapiens…”.1
Sabemos que nuestro cuerpo es una máquina conformada por millones de células,
controlada y procreada por un sistema genético, que evolucionó a lo largo de millones de
años. Sabemos que esa máquina tiene órganos biológicos. Sabemos que está constituida
por combinaciones de carbono, de hidrógeno, de oxígeno y de nitrógeno.
Desde la Teoría de la Evolución de Darwin sabemos que somos descendientes de los
primates, aunque no seamos primates. Descendidos del árbol genealógico tropical, que
compartíamos con nuestros antepasados, nos hemos alejado de él, para constituir un
reino opuesto al natural, el reino de la cultura.
Hemos construido ciudades de piedra y acero, inventado máquinas, creado obras de arte,
viajado por el espacio. Todo parece mostrar que, aunque salidos de la naturaleza, los
seres humanos somos “extranaturales” y “sobrenaturales”, destinados a conquistar,
someter y dominar esa “Matria” nuestra. Nos sabemos sujetos en un mundo de objetos, y
soberanos en un mundo de sujetos, de tal forma que dictaminamos quienes de nuestros
semejantes poseen o no esa cualidad.
Sin embargo, la pregunta de “¿qué es el hombre?” no ha dejado de planteársele al mismo
hombre de todas las épocas. De Sócrates a Montaigne y Pascal apenas se llegó a lo
desconocido, a lo incierto, a la contradicción, al error. Con Jean-Jacques Rousseau se
llegó a una naturaleza humana paradisíaca, que, sin embargo, resultó ser imaginaria. La
idea de naturaleza humana finalmente, se convertiría en blanda arcilla “gracias a la toma
de conciencia de la evolución histórica y de la diversidad... |
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