El duelo ante la muerte de un ser querido

Después de siete años de experiencia como capellán del Hospital South Eastern Sídney Ilawarra, en Sídney Australia, pude conocer de cerca muchas historias y realidades que traían consigo el dolor humano, ante la triste realidad de conocer el diagnóstico de una enfermedad terminal o la pérdida de un...

Descripción completa

Autor Principal: Merino Quevedo, Líder Leonardo
Formato: bachelorThesis
Idioma: spa
Publicado: Pontificia Universidad Católica del Ecuador 2015
Materias:
Acceso en línea: http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/7541
Etiquetas: Agregar Etiqueta
Sin Etiquetas, Sea el primero en etiquetar este registro!
Sumario: Después de siete años de experiencia como capellán del Hospital South Eastern Sídney Ilawarra, en Sídney Australia, pude conocer de cerca muchas historias y realidades que traían consigo el dolor humano, ante la triste realidad de conocer el diagnóstico de una enfermedad terminal o la pérdida de un ser querido, familiar o amigo. En muchas historias hay pérdidas únicas, porque nadie vive una pérdida como “yo” la vivo; por este motivo cuando hablamos de duelo, cada persona lo vive de una manera singular. Además el duelo no solo está relacionado con la muerte sino con muchos otros factores, por ejemplo perder una relación afectiva, enterarse de una situación que cambia nuestra realidad: como perder el empleo, el divorcio, el encarcelamiento, etc. situaciones que nos pueden ocurrir a todos a lo largo de la vida. En esta disertación, deseo compartir un acercamiento a las personas que están viviendo un duelo o una preparación para el mismo. Me pregunté constantemente ¿Qué es la muerte? ¿Cómo se asimila la muerte de un ser querido según la etapa de la vida en que ésta ocurra? ¿Qué repercusión tiene en la vida familiar e individual? Y la respuesta la encontré en las sagradas escrituras donde no hay un párrafo igual al que escribió el Apóstol San Pablo a la Iglesia de Roma, acerca de cómo entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte. “Por el pecado de Adán reinó la muerte. Por un solo hombre, Jesucristo, ha abundado la gracia en beneficio de muchos”. (Rom 5,12) Adán y Jesucristo son como dos cabezas o troncos de la raza humana, el primero la conduce a la perdición, el segundo le devuelve todos los dones perdidos. Dentro del plan divino está prevista la presencia de Cristo en la humanidad. Su nacimiento, su vida, su mensaje, su muerte, su resurrección, es una obra totalmente divina. Dentro de estos mismos planes está previsto el pecado de Adán y sus consecuencias, entre ellas, la muerte física y la espiritual. Cuando el mismo Cristo se inserta en el árbol de la humanidad caída, la humanidad toda se renueva. L