La religiosidad popular y la piedad popular como manifestaciones vivenciales del Evangelio de Cristo

Desde que el ser humano es consciente de su dimensión religiosa, es decir, de su necesidad innata de relacionarse con el Absoluto ha creado diversas formas para manifestar su fe. La religiosidad y la piedad popular son algunas de estas formas, podríamos decir que son las más antiguas, por lo que est...

Descripción completa

Autor Principal: Gualoto Sotalín, Marco Vinicio
Formato: bachelorThesis
Idioma: spa
Publicado: Pontificia Universidad Católica del Ecuador 2015
Materias:
Acceso en línea: http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/7585
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Sumario: Desde que el ser humano es consciente de su dimensión religiosa, es decir, de su necesidad innata de relacionarse con el Absoluto ha creado diversas formas para manifestar su fe. La religiosidad y la piedad popular son algunas de estas formas, podríamos decir que son las más antiguas, por lo que estudiarlas es volver al primer encuentro del ser humano con Dios. En todas las religiones coexisten estas formas de expresión de la fe conel culto oficial. El Cristianismo no es la excepción, desde los inicios de nuestra fe, la religiosidad y la piedad populares han sido junto a la Liturgia los pilares donde se ha ido asentando la fe de nuestros pueblos. Con el paso del tiempo y con una mejor comprensión del misterio cristiano la Iglesia ha ido paulatinamente afirmando la supremacía de la Liturgia sobre cualquier otra forma de expresión de la fe con el fin de garantizar la unidad de la Iglesia y la pureza del mensaje que se transmite en cada celebración. Esto ha creado ciertas dificultades en diversos momentos de la historia, dificultades que estamos llamados a superar para el bien del Pueblo de Dios que tiene en gran estima y como parte de su vida de fe, las diversas manifestaciones de religiosidad popular. Para cumplir con este propósito debemos conocer de manera amplia, objetiva y profunda las diversas notas características tanto de la religiosidad popular como de la piedad popular, para valorarlas tanto por el aporte que dan a la vida de fe de las personas, como por su influencia en la actividad misionera de la Iglesia. El estudio de la religiosidad popular y de la piedad popular como los grandes tesoros de la fe de nuestros pueblos, nos ayudará a evitar prejuicios y acciones que por un afán puritano pueden terminar con esta riqueza cultual y cultural. El reto para la Iglesia de hoy es iluminar con la luz del evangelio estas manifestaciones de fe y convertirlas en lugar de encuentro con Cristo y con la comunidad.