El sentido salvífico del sufrimiento
Lejos de aquella idea de R. Descartes del «cogito ergo sum», en su famoso Discurso del método (1637), la cual manifiesta que la razón prima en el mundo, es el sufrimiento, el que está repartido de la mejor manera en la creación. Y lo expresamos así, ya que el sufrimiento trasciende y relaciona todo...
Autor Principal: | Tandalla Taipe, Miguel Ángel |
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Formato: | bachelorThesis |
Idioma: | Spanish / Castilian |
Publicado: |
PUCE
2016
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Materias: | |
Acceso en línea: |
http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/11431 |
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Sumario: |
Lejos de aquella idea de R. Descartes del «cogito ergo sum», en su famoso Discurso del método (1637), la cual manifiesta que la razón prima en el mundo, es el sufrimiento, el que está repartido de la mejor manera en la creación. Y lo expresamos así, ya que el sufrimiento trasciende y relaciona todo tiempo y espacio, toda tradición, historia y cultura. “Todo el mundo sufre, ha sufrido y sufrirá. Indudablemente.” (Mèlich, 2010, pág. 194). Explotación, hambre, injusticia, guerras, enfermedades, muerte, violencia sin fin, destrucción del medio ambiente, entre otros, son elementos a través de los cuales podemos percibir la globalidad del sufrimiento. Ahora bien, se debe reconocer que existen distintos modos de sufrir y por tanto, diversos factores que ocasionan sufrimiento. Por ello, iniciaremos esta disertación a partir del sufrimiento en general, para después tratarlo en sus dimensiones más específicas.
Es también –y sobre todo– en el camino de la fe, donde muchas veces somos testigos del sufrimiento de tanta gente. Personas buenas que vive haciendo el bien, que practican la justicia y la misericordia, gente que día a día se esfuerza por hacer lo correcto y que merece lo mejor. Sin embargo, viven otra realidad, soportan momentos difíciles e incomprensibles y terminan siendo personas que sufren. Es esta realidad tan actual y tan encarnada en el mundo, que despierta en nosotros una profunda y dolorosa sensación de impotencia e indignación. Sensación que se convierte en fuente de inquietudes y raciocinios, como por ejemplo sobre la existencia de Dios, sobre su omnipotencia y, más aún, sobre su misericordia, ¿cómo es posible que suceda esto?
Así, hablar sobre el sufrimiento y el dolor ha sido y será un tema conflictivo que preocupa y cuestiona a todo ser humano. Y es que no solo se habla del sufrimiento sino que se lo vive en la cotidianidad de un mundo, cada vez más enajenado por su propio egocentrismo y del cual, surge una ligera y superficial concepción sobre el sufrimiento, llegándolo a identificar como una tragedia que a veces tiene su origen en Dios, en la naturaleza o en el mismo ser humano. Sea cual sea su origen, se convierte en un suceso lamentable que es inherente a la vida del hombre, que no tiene explicación y mucho menos sentido. Entonces, en este contexto, si la experiencia común nos dice que el sufrimiento es una tragedia y más aún, carente de valor, ¿puede tener un sentido salvífico el sufrimiento? |
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