Razón y deseo (CONATUS) en la filosofía de Spinoza

La investigación que se cristaliza en el texto que introduzco es un esfuerzo intelectual y de búsqueda bibliográfica que me ha llevado algunos años. En el transcurso de ellos he podido mirar que la inquietud interior que me asiste para indagar el tema, me ha permitido palpar una forma de pensar que...

Descripción completa

Autor Principal: Carrión Alarcón, Álvaro Enrique
Formato: masterThesis
Idioma: Spanish / Castilian
Publicado: PUCE 2016
Materias:
Acceso en línea: http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/11432
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Sumario: La investigación que se cristaliza en el texto que introduzco es un esfuerzo intelectual y de búsqueda bibliográfica que me ha llevado algunos años. En el transcurso de ellos he podido mirar que la inquietud interior que me asiste para indagar el tema, me ha permitido palpar una forma de pensar que ha rendido múltiples frutos en la reflexión filosófica y en el desarrollo de las Ciencias del Espíritu, para utilizar la expresión de W. Dilthey. Por otra parte me ha sorprendido encontrar, en muchos filósofos y pensadores de la modernidad, líneas de pensamiento inspiradas en los desarrollos de Spinoza. Así mismo ha causado en mí una honda impresión el encontrar que Baruj Spinoza, que adopta el nombre de Benedictus al haberlo latinizado, como fue su deseo luego del herem, es todavía considerado, en el ámbito en el que vivió, un pensador maldito. La referencia la he obtenido de un artículo de F. Savater en la revista cultural Babelia del 22 de septiembre del 2007, donde el pensador español comenta, no sin cierta sorna, que el filósofo holandés fue excluido de un listado de sucesos y personajes que las autoridades contemporáneas del Reino de los Países Bajos consideró importante para entender la historia de Holanda. Las escuelas cristianas han buscado conformar su propio listado de personajes que alcanzaron notoriedad, para tratar de evitar que la fe, a través de la historia de la nación, “aparezca como fuente de conflictos”. Se sugirió que el nombre de Spinoza sea suplantado por el del Concilio Vaticano II. Señala Savater la pervivencia de un odio teológico contra Spinoza que le había perseguido durante toda su vida y llegó a profanar múltiples veces su tumba, con la intención de suprimir el nombre de quien, ya en el siglo XVII, luchó para que sean reconocidos derechos como los de la libertad de enseñanza y los de conciencia. Sin duda estos fueron reconocidos por la Iglesia Católica, paradójicamente por el Concilio por el que se suplanto su nombre, muy avanzado el siglo XX.