Comunismo, poder político y libertad personal en Marx
La representación marxiana del comunismo constituye la apuesta por la superación de las formas sociales del capitalismo, tanto por medio de la radicalización de sus vastos logros productivos y civilizatorios, como por vía de la negación de determinadas mediaciones sociales que han constituido la con...
Autor Principal: | Águila Marchena, Levy del |
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Formato: | Tesis de Doctorado |
Idioma: | spa |
Publicado: |
Pontificia Universidad Católica del Perú
2013
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Materias: | |
Acceso en línea: |
http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio//handle/123456789/4856 |
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Sumario: |
La representación marxiana del comunismo constituye la apuesta por la superación de las formas sociales del capitalismo, tanto por medio de la radicalización de sus vastos logros productivos y civilizatorios, como por vía de la negación de determinadas mediaciones sociales que han constituido la condición para que dichas formas constituyan estructuras de dominación y enajenación. Como parte de estas mediaciones, la política sería la mediación por excelencia en la cual quedaría consumada la escisión y el antagonismo entre lo individual y lo común, entre lo particular y lo universal, que caracteriza a las sociedades de clases. No sería sino por medio de su abolición que la libertad humana podría ser cabalmente realizada en una hipotética sociedad comunista que hubiese revolucionado las circunstancias del modo de producción capitalista.
Esta tesis aborda críticamente esta representación. Lo hace a través de un procedimiento expositivo en el que se expone la crítica de Marx a la sociedad capitalista y se procura sacar las conclusiones que de ella se desprenderían a la hora de pensar aquella sociedad que sería su resultado histórico. Se procede, entonces, desde Marx para caracterizar a la lógica del capital y a sus tendencias inmanentes de negación de la libertad y crisis de reproducción; pero también se procede contra Marx al advertir que su representación del comunismo no asume todas las consecuencias que resultarían de una eventual superación de la propiedad privada capitalista de los medios de producción. Desde este contrapunto se delineará lo que denominaremos el liberalismo de Marx.
Sobre la base de los insumos procedentes de la economía política marxiana fundamentamos la crítica de la ciudadanía moderna, a la vez que –siguiendo a Marx– perfilamos la finitud histórica de su peculiar orden de dominación. Proponemos, a continuación, que la sociedad comunista que resulta de esta crítica resultaría una sociedad de individuos libres y diferentes que cogestionan la satisfacción de sus necesidades y el desarrollo de sus capacidades, tanto individuales como colectivas, de subsistencia y de autorrealización. A nuestro juicio, la apuesta marxiana contra la política en una sociedad humanamente emancipada complotaría contra el interés de la libertad personal al desinteresarse por los términos concretos de la gestión de lo común; en particular, por las mediaciones necesarias para lidiar con los antagonismos humanos y para inscribirse realistamente en la finitud de nuestras capacidades transformadoras. En este sentido, sigue una ruta utopista que responde a una serie de presupuestos que comparte con el liberalismo, tales como la presunción de que la política es un escenario contingente, en tanto artificial y meramente técnico, que bien podría ser dejado de lado en favor de una cierta armonía espontánea entre las voluntades particulares. |
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