Dar es continuar. Una intervención educativa no formal en el ámbito universitario, para la donación voluntaria y altruista de sangre.

La donación de sangre constituye un acto generoso, responsable y saludable para la población general. Es de especial interés, desde el punto de vista de educación para la salud, crear “una cultura de donación” en la juventud y en el colectivo social y así contribuir a la autosuficiencia en component...

Descripción completa

Autor Principal: Oviedo, Sergio Alejandro
Formato: Proyecto de proyección social
Idioma: spa
Publicado: 2010
Materias:
Acceso en línea: http://pa.bibdigital.uccor.edu.ar/1175/1/Dar%20es%20continuar.pdf
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Sumario: La donación de sangre constituye un acto generoso, responsable y saludable para la población general. Es de especial interés, desde el punto de vista de educación para la salud, crear “una cultura de donación” en la juventud y en el colectivo social y así contribuir a la autosuficiencia en componentes sanguíneos. El Problema se centra entonces en la falta de donadores voluntarios y altruistas de sangre para cubrir las necesidades de sangre segura y de calidad. La universidad como ámbito educativo de formación superior es el primer eslabón para generar una conciencia solidaria, aún más si atendemos a los fines y principios de nuestra Universidad. Los jóvenes y adultos que la integran forman parte de la cantidad de dadores que necesitan los sistemas sanitarios, y que han accedido a la posibilidad de formarse académicamente, sobretodo en los aspectos científicos y técnicos de las disciplinas de la salud. La generación de esta conciencia sobre la significación y el valor del acto de donación en los estudiantes universitarios, y la posibilidad de convertirse en donadores habituales, debe producir un efecto multiplicador en su entorno y en la sociedad en general. Se considera que una de las estrategias más apropiadas para desarrollar este proyecto corresponde a una intervención educativa no formal, ya que apunta al desarrollo de competencias que por su naturaleza no pueden ser aprendidas en clase: organizativas, de liderazgo, comunicacionales, de manejo del conflicto, de trabajo en equipo, de creatividad e iniciativa, entre otras. Y a la vez, se concibe a la persona como sujeto de su propia educación, que interacciona permanentemente con sus acciones y su reflexión. Cabe aquí entonces la posibilidad de abordar aspectos de la formación integral de los alumnos y alumnas, promoviendo acciones que favorezcan el desarrollo de actitudes y valores en la formación de ciudadanos responsables, con conciencia ética y solidaria, crítica y reflexiva, capaz de mejorar la calidad de vida de la comunidad a la que pertenecen.