Documental audiovisual sobre el colibrí de páramo “Estrella Ecuatoriana”
El conocimiento de la biodiversidad no es hecho reciente. Los mexicas por ejemplo, adquirieron amplia noción de su entorno, especialmente de plantas y animales, lo cual se refleja en los nombres nahuas, formados por dos elementos fonéticos que describen las propiedades del organismo. Un par de...
Autor Principal: | Santacruz Cottle, Martín Gaspar |
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Formato: | bachelorThesis |
Idioma: | Spanish / Castilian |
Publicado: |
PUCE-Quito
2019
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Materias: | |
Acceso en línea: |
7773 |
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Sumario: |
El conocimiento de la biodiversidad no es hecho reciente. Los mexicas por ejemplo,
adquirieron amplia noción de su entorno, especialmente de plantas y animales, lo cual se
refleja en los nombres nahuas, formados por dos elementos fonéticos que describen las
propiedades del organismo. Un par de ejemplos más representativos de este saber ancestral es
el cempasúchil (zempoaxuchitl, veinte flores) y el ajolote (axotl, monstruo de agua) (Unam,
2001). Curiosamente, en el año 1615 el ajolote (anfibio) empieza a aparecer en la literatura
científica (Casas Andreu, 2004), pero recién en el siglo XIX, fue descrito formalmente y se le
otorgó un nombre científico.
Desde entonces los científicos han nombrado y descrito formalmente alrededor de 1,8
millones de especies de organismos. Algunos investigadores estiman que existen más de 10
millones de especies por descubrir, otros en cambio afirman que este número podría ascender
hasta 100 millones (Campbell and Reece, 2008).
Al mismo tiempo nuevas especies han sido descubiertas, otras se han ido extinguiendo,
principalmente por la pérdida del hábitat, introducción de especies y sobreexplotación
(Wilson, 1989). Para finales del siglo XX, la tasa de extinción global se proyectaba entre 1000
y 30 000 especies (Wilson, 1989). De hecho, se estima que la tasa de extinción está escalando
más rápido que las tasas a la cual nuevas especies están siendo descubiertas (Sisk, 1994).
El conocimiento de la biodiversidad no es hecho reciente. Los mexicas por ejemplo,
adquirieron amplia noción de su entorno, especialmente de plantas y animales, lo cual se
refleja en los nombres nahuas, formados por dos elementos fonéticos que describen las
propiedades del organismo. Un par de ejemplos más representativos de este saber ancestral es
el cempasúchil (zempoaxuchitl, veinte flores) y el ajolote (axotl, monstruo de agua) (Unam,
2001). Curiosamente, en el año 1615 el ajolote (anfibio) empieza a aparecer en la literatura
científica (Casas Andreu, 2004), pero recién en el siglo XIX, fue descrito formalmente y se le
otorgó un nombre científico.
Desde entonces los científicos han nombrado y descrito formalmente alrededor de 1,8
millones de especies de organismos. Algunos investigadores estiman que existen más de 10
millones de especies por descubrir, otros en cambio afirman que este número podría ascender
hasta 100 millones (Campbell and Reece, 2008).
Al mismo tiempo nuevas especies han sido descubiertas, otras se han ido extinguiendo,
principalmente por la pérdida del hábitat, introducción de especies y sobreexplotación
(Wilson, 1989). Para finales del siglo XX, la tasa de extinción global se proyectaba entre 1000
y 30 000 especies (Wilson, 1989). De hecho, se estima que la tasa de extinción está escalando
más rápido que las tasas a la cual nuevas especies están siendo descubiertas (Sisk, 1994).
Por otro lado, vivimos en una sociedad donde la información es transmitida, en su inmensa
mayoría, a través de los dispositivos digitales. Al respecto, Franco Crespo, en su estudio
realizado en Quito, Ecuador, encontró que los jóvenes de entre 12 y 18 años dedican en
promedio 7 horas y 50 minutos, al día en el uso de la televisión, el ordenador, las consolas de
videojuegos, los reproductores de música, el teléfono celular o el teléfono fijo (Crespo, 2013).
En este sentido, la realización de materiales audiovisuales didácticos es fundamentales para
contrarrestar, aunque sea en parte, el problema causado por la alienación de contenidos poco
educativos existentes en los medios y redes digitales. |
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