Latinoamérica como mansión, hotel y hospedería

El filosofar implica el atrevimiento, no se puede intentar caminar por los imbricados caminos del pensamiento sin correr riesgos, sin poner en juego nuestra propia comodidad, muestra de ello es la vida de los hombres que en su esfuerzo han dado a la filosofía su sentido y sus espacios de contradicci...

Descripción completa

Autor Principal: Arias Rincón, Oscar Mauricio
Formato: info:eu-repo/semantics/masterThesis
Idioma: spa
Publicado: Universidad Santo Tomás 2015
Materias:
Acceso en línea: https://hdl.handle.net/11634/316
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Sumario: El filosofar implica el atrevimiento, no se puede intentar caminar por los imbricados caminos del pensamiento sin correr riesgos, sin poner en juego nuestra propia comodidad, muestra de ello es la vida de los hombres que en su esfuerzo han dado a la filosofía su sentido y sus espacios de contradicción y encuentro, a cambio de su tranquilidad, de su comodidad y en algunos casos a cambio de su vida. El mundo es en tanto que mundo, el se manifiesta de suyo ante los hombres, el mundo es en tanto que real, pero es el hombre el que le signa, el que le otorga un sentido, el que le aporta su naturaleza y le da un verdadero significado, pues el hombre el único que con su razón y con la posibilidad del lenguaje lo significa, lo nombra y le da verdadero fundamento. En esa medida es que adquiere sentido la filosofía, pues es ella la que se endilga la no tranquila ni cómoda misión de concretar por medio del pensamiento el sentido que el mundo adquiere para el hombre. Desde los griegos la filosofía ha acompañado como cuerpo sistemático de saber a los hombres que en su afán de entender y darle una explicación al sentido del mundo han buscado en el mundo mismo y en su relación con él, todas las respuestas posibles. Pero es allí en su relación con el mundo donde las respuestas pueden aparecer, no en el ejercicio abstracto del pensar sino en la relación continua y racional con el mundo, es por ello que sin esta relación no es posible el filosofar.