Análisis de la inteligencia emocional en cargos altos y medios y su influencia en la resolución de conflictos en el Hospital José Carrasco Arteaga de la ciudad de Cuenca en el período abril-septiembre del año 2008

Durante mucho tiempo uno de los dogmas ha sido el concepto de inteligencia, entendida ésta como el coeficiente intelectual. En contraposición a este concepto de inteligencia sale hoy en día a la luz el concepto de inteligencia emocional que comprende tanto las aptitudes como las habilidades sociales...

Descripción completa

Autor Principal: Calle Moscoso, María Paulina
Otros Autores: Sánchez Albarracín, Rosa Isabel
Formato: bachelorThesis
Idioma: spa
Publicado: 2010
Materias:
Acceso en línea: http://dspace.ups.edu.ec/handle/123456789/514
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Sumario: Durante mucho tiempo uno de los dogmas ha sido el concepto de inteligencia, entendida ésta como el coeficiente intelectual. En contraposición a este concepto de inteligencia sale hoy en día a la luz el concepto de inteligencia emocional que comprende tanto las aptitudes como las habilidades sociales. Siendo así, la inteligencia el coeficiente, que no mide únicamente el éxito profesional, social o sentimental sino también mide otros factores como la motivación, el optimismo, la empatía o el autocontrol. En este trabajo trataremos, la importancia de desarrollar esa inteligencia emocional, ya que hay que admitir que hay gente con un dominio de su vida emocional mucho mayor que otra, lo que les ha permitido sobresalir dentro del ámbito laboral. Podemos encontrarnos con gente que no paso de la escuela primaria pero que llevan una vida exitosa y poseen una vida ordenada y envidiable. Estos casos extremos no son lo común, pero es necesario darse cuenta de que hay que prestar mayor atención a este tipo de habilidades que pueden marcar nuestra vida tanto o más que el C.I. El ser humano desde que nace va desarrollando una capacidad de iniciar, dirigir y controlar operaciones mentales y todas las actividades que manejan información. Al igual, en apenas unos meses de vida, adquiere emociones básicas como el miedo, el enfado o la alegría. Entonces el equilibrio entre mente-emoción es uno de los factores más importantes para lograr armonía, no sólo necesitamos pensar bien y serenar la mente, sino integrar adecuadamente nuestras experiencias afectivas. El reto actual es buscar y promover realmente la integración, reconocer que afectos y pensamientos son dimensiones humanas que se influyen de manera mutua, y que se necesitan una de la otra para lograr un mejor proceso de autorregulación. Por muchos años hemos aprendido a ver los afectos como contrarios y opuestos a la razón, como obstáculos que había que eliminar para poder pensar con objetividad, o simplemente como elementos que podemos ignorar en el momento de cumplir con nuestras tareas y objetivos. No hay duda que toda actividad humana se ve influida (para bien o para mal) por las emociones: en el aprendizaje, el rendimiento laboral, el rendimiento deportivo, la creación artística, etc. Ahora, la capacidad de adecuar la expresión emocional al contexto, es la respuesta afirmativa. Si el controlar se entiende reprimir continuamente el sentimiento o manifestación de una o varias emociones que ‘no nos gustan’, esto puede conducir a desarreglos de la personalidad que no pueden ser positivos, teniendo que modificar muchas de nuestras expresiones temperamentales y aprender a controlarlas, bien, reduciendo su intensidad o su duración, o ambos aspectos simultáneamente. También en el campo laboral las emociones determinan el nivel de rendimiento de que somos capaces, en estado de equilibrio o desequilibrio emocional, así como determinan qué tipo de relación mantendremos con nuestros subordinados, con nuestros superiores o con nuestros pares. Las emociones determinan cómo respondemos, nos comunicamos, nos comportamos y funcionamos en el trabajo o la empresa. Concluimos que la Inteligencia Emocional es útil para cuatro áreas fundamentales de nuestra vida: 1) Propende a nuestro bienestar psicológico. 2) Contribuye a nuestra buena salud física. 3) Favorece nuestro entusiasmo y motivación. 4) Permite un mejor desarrollo de nuestras relaciones con las personas.