Relación entre identidad, narativa y construcción de resiliencia en la historia de un joven que que se ha vinculado a una pandilla en Quito

Tal vez nuestras cosas no sean iguales, he tratado siempre de protegerte como si fueras algo mío, ahora que estamos lejos uno del otro, a veces me pongo triste por no verte: tengo el consuelo de haber compartido buenos momentos contigo; pero ves, así es la vida. Te confieso algo; que nunca su...

Descripción completa

Autor Principal: Mejía Ortíz, Clara Adriana
Otros Autores: Granja Gilbert, Eduardo José
Formato: masterThesis
Idioma: spa
Publicado: 2016
Materias:
Acceso en línea: http://dspace.ups.edu.ec/handle/123456789/12270
Etiquetas: Agregar Etiqueta
Sin Etiquetas, Sea el primero en etiquetar este registro!
Sumario: Tal vez nuestras cosas no sean iguales, he tratado siempre de protegerte como si fueras algo mío, ahora que estamos lejos uno del otro, a veces me pongo triste por no verte: tengo el consuelo de haber compartido buenos momentos contigo; pero ves, así es la vida. Te confieso algo; que nunca supe si callarlo o hablarlo con alguien, ¿sabes?, un tiempo atrás fui un pandillero sin futuro cierto. Al inicio pensé que todo iba a ir bien, pensé sólo en mi en ese instante; imaginaba siempre que todo era joda y joda cuando ingresé a ese grupo. Fueron muchas pruebas que tuve que pasar, y muy feas; yo las pasé; no niego, al inicio pensé que yo no valía nada, así que me decidí; fui pasando el primer rango que era PROBATORIA, te enseñaban la oración del grupo, a manejar armas y a matar. Te confieso, al tener un arma en mis manos sentí mucho pavor, pero ya ves, ahí en ese grupo ¡o matas o te matan! Eso es una ruleta que se vuelve un portal a otra vida. Te explico: En un duelo para probar el valor, uno de los dos entra al grupo y el otro muere. En una ocasión no muy larga para al rango de Killer de los Vatos Locos, ahí tenías que matar al que te mandan. Era un gran reto, difícil de superar pero si te acostumbras ya no hay temor….al inicio sí, y mucho. Te cuento que un día estuve viéndole a La Calva (la muerte) en mi cara y se reía de mí, porque cuando estuve a la caza de un tuco (Latin Kings) me atraparon, me desarmaron y me pegaron.