Alteraciones visuales y oculares en pacientes pediátricos con síndrome de Down y retardo mental leve del Colegio Madre Adela y Fundación Fe en Bogotá
El Síndrome de Down es una condición genética común en la población, en la cual se encuentran diferentes alteraciones sistémicas, fisiológicas y neurológicas. Entre estas las alteraciones visuales y oculares siempre están presentes con gran variabilidad dependiendo del grado de severidad y la etiolo...
Autor Principal: | Chávez Celis, Camila Andrea |
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Otros Autores: | Flórez Ospina, Ana Lorena |
Formato: | info:eu-repo/semantics/bachelorThesis |
Idioma: | spa |
Publicado: |
Universidad de La Salle. Facultad de Ciencias de la Salud. Optometría
2017
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Materias: | |
Acceso en línea: |
http://hdl.handle.net/10185/21205 |
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Sumario: |
El Síndrome de Down es una condición genética común en la población, en la cual se encuentran diferentes alteraciones sistémicas, fisiológicas y neurológicas. Entre estas las alteraciones visuales y oculares siempre están presentes con gran variabilidad dependiendo del grado de severidad y la etiología del síndrome, generalmente asociadas a un déficit neuronal sensorial en la corteza visual, es por esta razón que se busca establecer cuáles son las alteraciones visuales y oculares frecuentes en una pacientes con síndrome de Down que tienen retraso mental leve. Objetivo general: Identificar las alteraciones visuales y oculares que se presentan en pacientes pediátricos con Síndrome de Down y retardo mental leve del Colegio Madre Adela y Fundación Fe en Bogotá. Materiales y métodos: Estudio transversal. Se realizó examen optométrico completo, evaluando 24 pacientes de ambos géneros entre 7 y 12 años con retardo mental leve, se tuvo en cuenta el consentimiento de los acudientes de los niños para realizar el estudio. Resultados: La muestra estuvo compuesta por 24 niños y niñas de los cuales el 50% (12/24) eran hombres y 50% (12/24) mujeres. La edad osciló entre 7 y 12 años, con promedio de 9.2 años ± 0.9; mediana de 9 años (percentil 25: 7; percentil 75:12), de los cuales el 38% (9/24) tenían 7 años, el 8% (2/24) tenían 8 años, el 17% (4/24) tenían 9, el 8% (2/24) tenían 10 años, el 29% (7/24) tenían 12 años, no se presentaron niños con edad de 11 años. La agudeza visual de lejos del ojo derecho de los 24 niños y niñas evaluados osciló entre 0,2 y 1,3 en escala LogMar, con un promedio 0,7 ± 0,15, mediana de 0,6 (percentil 25:0,5; percentil 75:1), de los cuales el 8% (2/24) presentaban un valor de 0,2, el 4% (1/24) presentaban un valor de 0,3, el 8% (2/24) presentaban un valor de 0,4, el 25 % (6/24) presentaban un valor de 0,5, el 13% (3/24) presentaban un valor de 0,6, el 4% (1/24) presentaban un valor de 0,7, el 8% (2/24) presentaban un valor de 0,8, el 13% (3/24) presentaban un valor de 1,0, , el 17% (4/24) presentaban un valor de 1,3, no se presentaron agudezas visuales de 0,9, 1,1, y 1,2. La agudeza visual de lejos del ojo izquierdo los 24 niños y niñas evaluados oscilo entre 0,3 y 1,3 en escala LogMar, con un promedio 0,6 ± 0,13, mediana de 0,6 (percentil 25:0,5; percentil 75:0,8), de los cuales el 8% (2/24) presentaban un valor de 0,3, el 8% (2/24) presentaban un valor de 0,4, el 25% (6/24) presentaban un valor de 0,5, el 17 % (4/24) presentaban un valor de 0,6, el 8% (2/24) presentaban un valor de 0,7, el 13% (3/24) presentaban un valor de 0,8, el 4% (1/24) presentaban un valor de 1,0, el 4% (1/24) presentaban un valor de 1,2, , el 13% (3/24) presentaban un valor de 1,3, no se presentaron agudezas visuales de 0,9, y 1,1. En cuanto a la agudeza visual de cerca del ojo derecho de los 24 niños y niñas evaluados osciló entre 0,2, y 1,3 en escala LogMar con un promedio 0,6 ± 0,1,2, mediana de 0,6 (percentil 25:0,4; percentil 75:0,8), de los cuales el 4% (1/24) presentaban un valor de 0,2, el 8% (2/24) presentaban un valor de 0,3, el 17% (4/24) presentaban un valor de 0,4, el 17 % (4/24) presentaban un valor de 0,5, el 13% (3/24) presentaban un valor de 0,6, el 13% (3/24) presentaban un valor de 0,7, el 17% (4/24) presentaban un valor de 0,8, el 4% (1/24) presentaban un valor de 1,0, el 8% (2/24) presentaban un valor de 1,3, no se presentaron agudezas visuales de 0,9, 1,1, y 1,2. la agudeza visual de cerca del ojo izquierdo de los 24 niños y niñas evaluados osciló entre 0,2, y 1,3 en escala LogMar con un promedio 0,6 ± 0,4, mediana de 0,5 (percentil 25:0,4; percentil 75:0,7), de los cuales el 4% (1/24) presentaban un valor de 0,2, el 8% (2/24) presentaban un valor de 0,3, el 29% (4/24) presentaban un valor de 0,4, el 8 % (2/24) presentaban un valor de 0,5, el 13% (3/24) presentaban un valor de 0,6, el 13% (3/24) presentaban un valor de 0,7, el 13% (3/24) presentaban un valor de 0,8, el 4% (1/24) presentaban un valor de 1,0, el 8% (2/24) presentaban un valor de 1,3, no se presentaron agudezas visuales de 0,9, 1,1, y 1,2. En cuanto a los defectos refractivos de los 48 ojos evaluados, se presentó el 4% (2/48) con miopía, el 4% (2/48) con hipermetropía, el 91% (34/48) con astigmatismo, del cual 31% (15/48) con astigmatismo miópico y 60% (29/48) con astigmatismo hipermetrópico. La razón de prevalencias RP, considerando la expresividad genética del Síndrome como exposición para alteraciones de la visión binocular fue RP 0.67 IC 95% [0.3 3.2] p > 0.05., alteraciones del segmento anterior RP 1.333 IC 95% [1.01 4.2] p < 0.05 y alteraciones del segmento posterior RP 5 IC 95% [2.3 8.2] p < 0.05. Conclusiones: Entre más se observen signos oculares del Síndrome de Down, esto es, haya mayor expresividad genética, mayor será la severidad y la penetrancia. Esto es particularmente importante para el optómetra clínico, en el sentido que, de existir mayor presencia de signos oculares, probablemente el paciente presente mayor déficit cognitivo y mayor compromiso sistémico, ajustando el abordaje optométrico a estrategias acordes con las características del paciente y el criterio clínico más agudo para sugerir interconsultas con otros profesionales de la salud |
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